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martes, 12 de noviembre de 2019

¿QUÉ HARÍAMOS?



Y si un día no muy lejano, aquí nomás,
podría ser mañana mismo -no atisbáramos luz alguna-
porque ese sol, que descontábamos por soberbia
desplegaría como cada día su espectáculo inigualable durante el alba
-no despertase- y aposentara una larga noche perpetuada.

La realidad nos abatiría, porque la oscuridad estaría eclipsando todo.

¿Qué haríamos?, me pregunto una y mil veces.
¿Qué haríamos?

Porque es una posibilidad en ciernes, día a día hay indicios,
el día no tiene veinticuatro horas, saben a doce o a once ahora,
y se ha minimizado la duración de los tiempos.

El hombre se ha ensañado contra la naturaleza,
ha diezmado todo a su paso, por voracidades ilimitadas
y no consideró las consecuencias, ni las claras advertencias,
un ambicioso proyecto inmobiliario, una represa, dinero fácil,
eran prioridades indiscutibles.

¿Por qué sería la naturaleza?

Y el día tan anunciado, los gritos de la natura ignorados,
eran una mera excusa nada más, habría sol para siempre,
para la capacidad de entendimiento de la estolidez humana.

Pero la noche no cedió paso a la luz, ahora todo es confusión,
reina el caos, miedos que desnudan aparentes calmas,
se caen las máscaras todas y nadie es lo que aparentaba,
de nuevo su majestad la natura, arrebatando la luz toda
-marcó a fuego y con contundencia- dónde está la verdadera importancia.

¿Está en ella, en el universo o en las cajas de seguridad bancarias?

Viviana Laura Castagno Fuentes