Los seres extraordinarios
que poseen
—de cristal el alma—
son amos de potestades únicas.
No necesitan nada,
lo material les es ajeno
—hasta lo ignoran—
son seres de otro planeta.
Visten de magnanimidad
aunque lluevan mezquindades,
—las sortean con elegancia—
la generosidad es su esencia.
¿Y qué decir
sobre sus dones?,
encienden luces por doquier
espantan a la oscuridad sonriendo.
Modifican el universo
de propios y ajenos,
mutan en vergeles pródigos
las esterilidades que abundan.
¿Y cuando se van
—en silencio— como vivieron
hacia ese lugar ignoto
del que nadie ha regresado?
Se pulverizan los sueños
—porque los sueños eran ellos—
tornó el día a noche larga
y una parte de nosotros
junto a ellos también se exilia.
Viviana Laura Castagno Fuentes
