La veían sonriendo siempre
con la mirada brillante
y creían que en su universo,
el paraíso estaba omnipresente.
Pero había que atisbar
hacia sus profundidades,
hacia sus espacios abisales,
donde lágrimas cristalizadas moraban.
Las apariencias engañan,
son estratagemas, poseen la destreza
para dibujar sonrisas ficticias
justo allí, donde el dolor se aposenta.
Ella esperaba estar a solas
y en esa soledad se arrancaba
los pesos y pesares del alma,
llorando mares de lágrimas
que rompían sus corazas de cristales.
Viviana Laura Castagno Fuentes

