Está triste mi poesía,
perdió su magnetismo
su brillo, su lustre,
y hasta su magia diría.
Es como un naufragio,
hay palabras feneciendo
extraviadas y ausentes
porque no está el faro
que era guía del derrotero.
Porque tampoco avizoran
un puerto previsible,
que un amparo ofrezca
a las rimas desasosegadas.
Está triste mi poesía,
porque hay vacíos dentro
y las letras candorosas
—ante las incertidumbres—
de subterfugios carecen.
Viviana Laura Castagno Fuentes
