¿Sabes?
No me agrada
preguntar nada
a la vida,
porque ella nos exige
respuestas.
Intento siempre
buscar el lado amable,
aun con todo en contra
o cuando la coherencia
ha desaparecido.
Intento hacer mío
—hasta lo que es de otros—
para aligerar cargas
y hallar una justificación
a la existencia.
Pero en este día,
en que tu recuerdo
por doquier se cuela
—y duele todavía—
tengo una pregunta
una indisciplinada
de esas que desafían todo.
Aquella madrugada
cuando la tibieza
de tus manos escapaba
¿Fue el momento
de tu adiós,
de tu partida
o de tu llegada?
Viviana Laura Castagno Fuentes



