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miércoles, 23 de noviembre de 2022

PREJUICIOS


Creyeron 

con unanimidad 

de criterios

que ella nunca se iría,

porque los cambios

a su edad serían complejos.


¿Pero entonces, 

quién la conocía de veras?


Estaba acostumbrada 

a todo

 o a casi todo,

aprendió a desplegar alas

y a no extender raíces

por fútiles e innecesarias.


Ella podía armar su maleta

de la noche a la mañana,

viajar hasta la ciudad

para abrevar con creces,

dejando atrás un pueblo

que por rutinario 

y prejuicioso

solamente agobio

le generaba.


¿Quién la conocía realmente?


Nada ni nadie 

sus alas cercenarían,

ayer fue la ciudad,

antes la quietud 

de lo previsible,

hoy es el mar inconmensurable

y mañana... 

¿quién sabe mañana? 

porque sobre cambios 

sobre cambios permanentes

se edificó ella.


¿Qué decían que no podría?


Viviana Laura Castagno Fuentes


ORFANDAD


Está triste el muro,

con su sutileza de adobe

desmoronó a sus ladrillos

y allí están, esparcidos,

sobre el húmedo suelo 

en actitud de desesperanza.


Está alicaído y taciturno,

y aunque reconocer la causa

cierto pudor le ocasiona,

fue el tiempo el victimario

que sin piedad alguna

su atavío de gala ha desgarrado.


¿Cómo explicar, cómo decirle

a un muro viejo y agobiado

que los años pasan 

inexorablemente

para él y para todos?


¿Cómo lograr convencerlo

para que comprenda

que el sostén de su alegría

era una bellísima hiedra

que malherida yace?

 

Ella también sucumbió, 

porque sus ramas y raíces

ante la fragilidad claudicaron,

y esa extrema debilidad

mutiló décadas de un abrazo

entre un muro de ladrillos

y una hiedra amante 

que de vejez, feneció.


¿Cómo abreviar tanta agonía, cómo?


Viviana Laura Castagno Fuentes