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miércoles, 21 de diciembre de 2022

UN DECRETO PARA NAVIDAD


Decretaría a la navidad 

como obligatoria para la vida,

los deseos y anhelos 

que tenemos para otros

deberían mutar a acciones,

de lo contrario, a mera frivolidad

y a dogmas los condenamos. 


La navidad es un estado del alma,

allí se gesta la fiesta, el agasajo,

en su hábitat están los cimientos 

para expandirse después 

a cada sentimiento y actitud

que en portadores se convierten. 


Que no se limite el espíritu navideño

a una noche solamente

porque tampoco es un regalo material,

es un obsequio que tiene su génesis 

muy dentro, allí donde la simiente 

del amor genuino, de la paz y la verdad

viven siempre para que los perpetuemos. 


Viviana Laura Castagno Fuentes



CUANDO DUELEN LAS AUSENCIAS


El aire trae inevitablemente, indicios,

de que las fiestas de fin de año

están tocando la puerta otra vez.


Y confieso, con mi alma al desnudo,

no deseo dejar que ingresen, no puedo,

porque traen al dolor de nuevo 

se reiteran cada año y como cada año 

una saeta atraviesa mi pecho y me asfixia.


Desearía volar a otro planeta,

durante los días festivos, 

alejaría a las pesadumbres terrenales

aunque íntimamente conmigo viajen.


Porque, si aquí me quedo,

evocaré a esa mesa larga interminable,

con todos mis seres amados 

que en el viaje se adelantaron,

sentados otra vez, como hace décadas.


Imagino, que tal vez regresarán

de ese odioso lugar al que partieron,

y junto a ellos volverán momentos 

que han sido inolvidables,

para esta mujer que aún tiene 

a su niña exultante y atenta.


Deseo un cohete o una nave,

no importa, lo que sea,

para emprender un viaje transitorio,

que hacia un lugar del espacio

infinito me lleve.


Porque si permanezco aquí,

el dolor será insoportable,

junto a la soledad como aliada,

y tal vez, en otros lares encuentre 

a la gran mesa larga e interminable 

con mis seres amados esperándome.


¿Quién podría afirmar lo contrario,

si sobre la muerte nada sabemos?


Las festividades están tocando a la puerta,

otra vez, como hace tantas décadas,

y no deseo estar aquí para atender este año.


Viviana Laura Castagno Fuentes