No existen palabras, no existen,
cuando el dolor desde adentro
nos desgarra y se aposenta
en cada intersticio nuestro.
Es una devastación ingente
demuele todo lo que creíamos
estaba sólidamente edificado
y nos reduce a esperpentos.
No se acuñó palabra alguna
que logre resarcirnos siquiera
cuando se nos derrumbó la casa
y sobre los escombros
vacíos y extraviados deambulamos.
Es comenzar desde cero,
somos alumnos en primer grado
aprendiendo el alfabeto otra vez
porque todo carece de sustento.
No existen palabras, no existen,
somos un amasijo informe
se nos desvencijó la vida
irrumpió su majestad la muerte
cuando menos la esperábamos.
Viviana Laura Castagno Fuentes

