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martes, 8 de enero de 2019

EL OCASO DE UNA VIDA




En un rincón del jardín,
un otrora y elegante rosal,
añora sus tiempos de protagonismo
cuando sus delicadas rosas, eran reinas. 

Supo de tiempos halagüeños,
sus flores eran las más requeridas,
supieron ornar centros florales,
y ser la ofrenda especial
entre almas enamoradas.

Hoy yace solitario y entristecido,
en el recuerdo quedó aquel jardinero,
su amoroso cuidado era un halago,
era el incentivo para florecer el año entero.

Son las vicisitudes de la vida.

Cuando eras un rosal joven y lozano,
tus rosas eran las mutiladas,
hoy, con varias estaciones transitadas,
tu destino es el abandono y el olvido.

Pero la naturaleza compensa amigo,
de día te ilumina con su sol magnificente,
por las noches, con una tenue luz de luna,
y con gotas de rocío, acaricia tu cansado cuerpo.


Viviana Laura Castagno Fuentes