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martes, 28 de enero de 2025

EL MENSAJERO


Aunque estoy en obra todavía 

y soy un proyecto inacabado

de a poco estoy emergiendo.


Me abdujo el mar ese día

naufragué en su arena dorada

y claudiqué en sus acantilados.


Revolucionó con ínfulas a sus aguas

las convirtió en un ejército

que con hidalguía avanzaba.


El mar, —fue la parábola perfecta—

lo observé —aun conmocionada—

y él respondió todo, sin decir nada. 


Presintió mi alma con contundencia 

que aquel piélago inasible, bellísimo, 

estaba acompañándome en silencio. 


Viviana Laura Castagno Fuentes