A ella le agrada...
desde siempre,
deleitarse
con un amanecer
y diría sin hesitar
que hasta lo espera
casi.
Su actitud rutinaria
es despertar
cuando la noche
es aún ama,
y se queda
aguardando
en algún lugar
de la natura
a los incipientes fulgores.
No logró cuando niña
descubrir
el momento puntual
y exacto
cuando las luces
irrumpen
y la oscuridad se exilia.
¿Logrará ahora
cuando adulta
celebrar la magia
que supone encontrar
el instante preciso
en que la noche claudica?
¿Materializará ese sueño
que desde hace
décadas la ilusiona...
o fenecerá
imaginando
que lo hallará sí
pero será...
fuera de este mundo?
Viviana Laura Castagno Fuentes
