Cuando regresar a mí decidas,
hazlo con tu impronta, sin velos,
no escatimes por favor ni un ápice
porque el amor sobre ambages
no comprende y tú lo sabes.
Cuando regresar a mí decidas,
tira la casa abajo, demuele el techo,
ingresa por la ventana si deseas,
aunque en la puerta esté esperando,
pero hazlo a tu manera, como antes.
Cuando hasta mí un día vuelvas,
no me avises, sabrá mi alma intuirte,
adoro lo sorpresivo, tus ímpetus,
lo previsible de emociones carece
y sin ellas lo nuestro pronto caduca
porque lo mata el aburrimiento.
Cuando decidas y estés presta
ingresa como lo hacías antes
eres el vendaval que aguardo
para despabilar la rigidez del hastío
y sobre despertares, convengamos,
tú posees la idoneidad necesaria.
Viviana Laura Castagno Fuentes

