-Nostalgias- dijo, y sacudió mi entendimiento,
aceleró mi ritmo cardíaco, porque algo dentro de mí,
percibió el impacto inmenso de ese sustantivo,
llegó sin escala alguna hasta el interior más profundo,
donde el alma posee un alojamiento secreto
para hospedar a los sentimientos que nos conmocionan.
¿Por qué me sentí tan identificada con sus nostalgias?;
eran ajenas, le pertenecían a ella, a quién escribió la poesía,
pero produjo una contundente empatía, fue instantánea,
y en las letras de su publicación, estaba también yo,
con mis nostalgias revolucionadas y mi mente en estado de alerta.
¿Qué son los estados nostalgiosos, barcas que navegan sobre aguas que no existen?
¿Son pensamientos haciendo un viaje hacia el pasado,
aun cuando nuestra alma está atenta y disfrutando el presente?
¿O son ambos, mente y alma en complicidad absoluta,
casi abduciéndonos, hacia sitios recónditos y pretéritos?
-Nostalgias- dijo, y confieso que a sus palabras las hice mías,
logró transmitir con bellísima contundencia un amasijo
y entre nostalgias, tristezas, sabores amargos y dulces,
quedé atrapada, sin lograr definir aun y en confusión estoy viviendo.
¿Qué es la nostalgia, será que los recuerdos nos invaden
y desearíamos revivir momentos donde la felicidad tuvo su anclaje?
-Nostalgias- dijo, y heme aquí intentando balbucear una respuesta que está
tardando demasiado en llegar o que tal vez no llegará nunca.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Viviana Laura Castagno Fuentes
