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viernes, 28 de febrero de 2025

ERA... ÚNICO


Sus ojos

tenían al cielo

allí aposentado

y a unas estrellas

que resplandecían.


Pero era en su mirada

donde habitaba la magia, 

—había dulzura en ella—

miraba como un niño

cuando descubre la vida. 


Era riguroso, escueto, 

complejo para el diálogo, 

erigía con idoneidad 

insalvables murallas

y detrás de ellas vivía. 


Había que respetar 

su mutismo, 

la introspección 

—era su sello distintivo— 

un anacoreta, un ser único. 


Sus ojos 

daban asilo al cielo 

y en su alma magna 

acunó con admirable sobriedad 

misterios —que se llevó un día—. 


Viviana Laura Castagno Fuentes