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miércoles, 19 de diciembre de 2018

NIEBLA PERTINAZ



¿Qué intentas osada niebla?

Borraste un cielo translúcido,
el sol tiene cerrado sus ojos
y convertiste a los árboles
en fantasmas gigantescos.

¿Cuál es tu gracia,
adormecer lo que está despierto?
¿Desdibujar la belleza
que con enorme creatividad
nos obsequia la natura?

Hace horas que te observo.

Has generado un arrebato,
una negación, un simulacro,
intentas eclipsar obras maestras,
cubriendo jardines esplendorosos
con tu gris y amenazante manto.

¿Sabes algo temeraria niebla?

Posees una gran atrevimiento,
aunque insistas, las flores, los árboles,
el sol radiante, el cielo esplendoroso,
existen y están incólumes por cierto.

Quizá, cuando te canses,
levantes tu telón húmedo y opaco
y nos habilites el disfrute
de la más perfecta de las obras,
la sempiterna natura y su magnificencia.


Viviana Laura Castagno Fuentes 

SE OLVIDÓ...


Se le esfumó la vida entre los dedos, 
creía que el futuro estaba lejos,
que el presente se repetiría
y podría reeditarlo al día siguiente. 

Pero no es así, todo fluye amiga, 
el tiempo no se detiene
cabalga en un corcel siempre, 
quién se distrae, deja de ser jinete. 

Se le esfumó la vida y está obnubilada,
cuando intentó advertirlo, era muy tarde, 
su juventud vestía de recuerdos 
y la madurez es ahora su nueva vestimenta. 

Ella no comprende argumento alguno.

¿En qué estación bajó del tren de la vida? 
Hoy está aguardando, poder subir de nuevo, 
será la pasajera especial que intentará, 
resarcir con creces, lo que olvidó en su travesía.


Viviana Laura Castagno Fuentes

EL ORADOR


El silencio, es un misterio,
aunque sea la ausencia de ruidos
posee el don del habla.
Hay que agudizar los sentidos,
porque, con cada uno de ellos,
el aparente silencio
nos comunica siempre,
es un magistral mensajero.
Tiene un talento especial,
sabe manifestarse,
es un generador de ruidos mudos
y cual hábil orador
utiliza su versatilidad escénica
para expresarse.
No crean, no se confundan,
cuando hay silencio, 
también hay mensajes
debemos bucear en el adentro
habilitar con sutilezas los sentidos,
para descubrir...
¡Cuánto nos habla el alma!

Viviana Laura Castagno Fuentes
                   

LAS LETRAS, MIS ARQUITECTAS



Definitivamente estoy construida por papeles y palabras; mi piel es una gran extensión de hojas tapizadas con renglones que llegan hasta mis pies y los visten con hermosos zapatos plegados en sus puntas.

Por dentro me habitan cómodamente mis viejas amigas las letras, recorren con suma habilidad cada recodo, dibujando un sendero con vocales y consonantes.

Ellas fluyen; fluyen sin cesar un instante, me invitan a jugar y presumir por un rato, que soy tal vez una escritora.

Mi mente está asida sólidamente a mi corazón, ambos albergan ríos de sentimientos que navegan hábilmente como si fuesen veleros en un azul piélago, que los sustenta con enorme solvencia.

Así me presiento, modelada por palabras, letras y sentimientos; todos unidos dan vida a creaciones, que reclaman ver la luz una vez plasmadas.

Nada queda dentro de mí, todo lo entrego, porque las palabras exigen, demandan ser liberadas para alborozar a exquisitas almas que aguardan ser acariciadas.

Esa soy realmente, una mujer usurpada por las amadas letras, que buscan con desmedida pasión, salir al mundo exterior disfrazadas de poesías, cuentos y relatos, diseñados todos con un inefable amor.

Viviana Laura Castagno Fuentes
                

MELANCOLÍA DE LUNA



El muelle ostenta
maderas viejas, húmedas,
es el camino que tendió la luna
sobre las aguas azules y mansas
de un lago perdido
entre rocosas montañas.

Ella se siente sola, 
está triste,
imagina que tal vez
con un sendero
que parece dormido y ausente,
construyó un nexo 
que aliviará sus cargas.

Está ansiosa,
imagina un desfile casi,
de buenas voluntades
que llegarán
para curar su soledad 
y llenarla con afecto.

No exige nada, 
si con su luz entrega todo,
es cuestión de esperar
que sus invitados lleguen.

Edificaste un camino
hasta tu cara,
serás premiada 
con besos dulces
que por el vetusto muelle
de maderas húmedas
y crujientes,
vienen bajando emocionados.

¿Estás más feliz ahora?


Imagino que han disipado
tu angustia,
los miré absorta a todos,
eran cientos,
caminaron en silencio
y se durmieron en tu boca.

Hasta otra noche luna,
cuando tiendas tu muelle raído
de maderas húmedas,
y lo llenemos de besos trémulos
para disipar tu tristeza.


Viviana Laura Castagno Fuentes