Existen despedidas
explícitas, espontáneas,
que se plasman
en un apretado abrazo
o en un beso apasionado.
También hay otras...
que se evitan,
porque un adiós
cuando es definitivo,
siempre duele.
Pero, cuando la vida
nos arrebata a alguien,
nos genera un gran vacío
que sin nuestro adiós se queda.
Otras veces
decidimos atesorarlas
en un pliegue del alma,
porque no deseamos
despedir a quienes
en nuestros intersticios...viven.
Viviana Laura Castagno Fuentes
