No, no hay olvido,
—solo son intermitencias—
cada vez que de silencios
y pausas, me invisto,
porque los reclamos
de mi alma, acato.
No, no hay olvido,
—busco los espacios necesarios—
sin los estériles
e imprudentes óbices
que solamente confusiones
innecesarias provocan.
No, no hay olvido,
soy agua de río fluyendo,
soy nube mutando de forma
soy alfarera modelando sueños.
No, no hay olvido,
—son mis alas ávidas—
clamando por cielos,
porque los mismos
—a veces no esperan—
y sobre esperas vacuas
soy autodidacta.
No, no hay olvido...
Viviana Laura Castagno Fuentes
