no sabrá de estaciones ni aeropuertos,
es una travesía única, muy íntima,
sin pesados equipajes
que solo incomodidad aportan.
Ella esperaba con ansias tantas
el momento exacto para sumirse
en un sueño -tan indescriptible-
que de ligerezas estaría habitado,
comprendió que su derrotero
prescindía de todo lo superfluo.
Ella está partiendo
la placidez de su mirada define
la profundidad de sus sentimientos.
Es dueña y ama absoluta ahora,
es timonel de su barca, ya no pasajera,
comenzó a navegar por los espacios abisales
de su alma prístina y genuina
Viviana Laura Castagno Fuentes

