Es inevitable
regresar hasta ti
cada vez que el frío atiza
y sabes muy bien
no es el frío estacional
el que refiero,
sino el que lastima
y se ensaña
mientras a mis límites desafía.
Es inevitable
regresar hasta tus ojos
cada vez que el cielo
su azul límpido exhibe
y te busco
entre los diseños
que nubes etéreas dibujan.
Es inevitable
no hallarte en la sombra
que el sauce proyecta
cada atardecer
cuando la luz del sol
entre su follaje majestuoso,
se inmiscuye.
Pensándolo bien
todo es inevitable,
porque eres una referencia
contundente, tangible, férrea,
de cada manifestación
que la natura ofrenda
allí, donde la vida vibra
con sus ímpetus irrefutables.
Regresar hasta ti
es una delicia,
un acto inconsciente
cada vez que la mente
y el alma cohesionados
en un gesto de complicidad
-tan magnánimo, como único-
te arrancan de ese interregno
inexplicable e incomprensible
que es la muerte.
Viviana Laura Castagno Fuentes
