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miércoles, 6 de febrero de 2019

FLUYE...


No desesperes nunca,
el dolor que hoy sientes,
poco a poco, comenzará su camino, 
hacia la sanación inevitable. 

Tu alma intuirá el momento 
en que a las aflicciones todas
acompañará a la puerta de salida
y les invitará con donaire
a su inexorable éxodo.

Porque, cuando hay nobleza genuina,
asilada en nuestros intersticios
también hay solvencia espiritual 
para alcanzar la paz anhelada.

Es la vida, con sus clases magistrales, 
—dicen que el dolor es pedagógico— 
y aunque percibas que estás perdida 
emergerás más sabia y más fortalecida. 

No desesperes por favor, te pido.


Viviana Laura Castagno Fuentes 


                           

MUJER EN CONSTRUCCIÓN



Me percibo como una obra en construcción permanente, donde soy la arquitecta que diseña, pero también la obrera que edifica, día a día. 

A veces el trabajo es muy lento, siento que solo acabé con los cimientos, otras, que levanto paredes minuciosamente, dejo espacio para las aberturas y me entusiasma llegar pronto hasta el techo. 

Pero, despierto muchas mañanas y encuentro a la obra demolida; tal vez un vendaval inesperado arrasó con ella mientras dormía, o fui la única responsable, algo falló en los cálculos y el derrumbe era crónica de una muerte anunciada. 

Y comienza todo de nuevo, me diseño, me construyo y los imponderables aparecen y así vamos por la vida, con cambios permanentes e inevitables.

Estoy en el último tramo del viaje, deberé ser más cuidadosa, ya no queda vida para reconstrucciones futuras, porque lo único impertérrito es el tiempo. 


Viviana Laura Castagno Fuentes 

CARTA PARA UNA AMIGA


Amiga, el silencio no es olvido -es solo un paréntesis- la vida impone sus reglas
aunque a veces nos disguste.

Amiga, estás presente siempre, aunque montañas, selvas y mares nos separen, 
nos alejen físicamente.
Confieso que soy una amante de la naturaleza, pero me rebelo últimamente,
porque la distancia -es una daga en el pecho- una situación irresuelta.

Sería tan maravilloso, que la vida nos ofrezca un día la oportunidad de conocernos.

Parece una contradicción, pero deseo escribir esta carta y enviarla dentro de un sobre
como lo hacíamos antes -hasta el papel perfumábamos- era todo un gesto y más que eso.

Era un obsequio, que acotaba la distancia y la atenuaba.
Esto de la tecnología es tan ambivalente, tiene sus bondades, sus ventajas diría,
pero también es perversa.

Porque cuando las almas están fusionadas reclaman el abrazo y las palabras huelgan, 
son innecesarias.
Tal vez, el universo cómplice, nos dé un guiño y ese encuentro planeado sea realidad
en poco tiempo.
¿Quién puede saberlo?

Entretanto, quiero comentarte sobre mi ciudad: "Buenos Aires", si supieras lo hermosa que luce,
la primavera con sus fulgores -la ha iluminado con flores diversas- los jardines están de fiesta,
las calles y avenidas han estallado, los jacarandás parecen cuadros pintados por los más prodigiosos artistas.

El cielo es una paleta de pintor, a veces luce un azul profundo y otras un celeste transparente.
Es la primavera amiga, mi estación predilecta, por su magnificencia,
su generosidad única, su profusión de texturas, fragancias, colores.

A veces, recorro las calles y me embriagan aromas tan especiales,
parece que fueron gestados en un laboratorio secreto, integrado por gnomos especializados
en el arte de perfumar a las flores todas.

Intuyo, mientras lees esta carta -creerás que perdí el juicio- y estarás riendo a carcajadas
porque te conozco.

Pero no, la ciudad luce esplendorosa, tendrás la oportunidad, sabrás que es cierto
y dirás: "tenía razón, no estaba loca".

Por ahora, allí van mis abrazos a tu alma, los envolví con papeles satinados, color violáceo.

Hasta pronto amiga, cuídate mucho por favor y renueva las esperanzas en que un mañana
mejor, aún es posible, aunque sientas que estás dentro del túnel,
al que no le atisbas la salida todavía, pero está, viene gestándose para liberarte.


Viviana Laura Castagno Fuentes