Estoy intentando, te confieso,
con las herramientas que poseo
y con las que he ido anexando
de aquí, de allá, de todas partes,
aunque a veces parezca
insuficiente.
Estoy intentando, debo admitir,
apelo a las estrategias,
evocando tu ingente legado
sobre el amor desinteresado,
la humildad, el desapego,
la capacidad para perdonar
aun cuando era muy complejo.
Estoy intentando, de a poco,
y eso ya es decir mucho,
porque el desierto que poseo
aquí dentro, se expande día a día
me está arrasando
y a veces no logro continuar
sin derrumbarme hasta el suelo.
Pero lo intento, con creces,
es como pretender subir
una montaña empinada
sin cuerdas, ni arneses,
o correr por la arena
con zapatos de taco alto.
Estoy intentando todo,
o casi todo te diría,
porque mereces mis risas
no mis lágrimas,
mereces lo mejor de mí
porque he tenido con creces
durante sesenta y seis años
un obsequio magno del universo:
A tí, adorada madre.
Lo intento y seguiré haciéndolo
cada segundo...
Viviana Laura Castagno Fuentes
