El barco está quieto, desvencijado,
sobre un médano que es su casa, su refugio,
los años han hecho mella, estragos casi,
sobre su frágil cuerpo de madera,
que guarda en su frondosa memoria
recuerdos sobre épocas memorables.
Son las vicisitudes de la vida amigo,
supiste ser un gran aliado, un cómplice,
durante décadas, a la mar desafiaste,
con la hidalguía que solo los grandes tienen.
Tu presente está por pasados inundado,
tu madera de pino otrora resistente,
ha cedido a las inclemencias de la intemperie;
soles abrasadores, sales y desamparos inexplicables
te convirtieron en la amorosa cuna de dos gaviotas
que como su regazo amparador te han elegido.
La vida es así amigo, la juventud tiene otros dones,
el tiempo genera cambios, que son constantes,
cuando eras rozagante a la mar te empujaban,
hoy, con una vejez precipitada, hasta evitable,
eres el cobijo de dos aves, que otros vigores te insuflaron.
Viviana Laura Castagno Fuentes
