Aquel cielo cómplice
-el nexo donde coincidíamos-
bajó el telón un día
secuestró su magia
y apagó para siempre
el lucero donde nos mirábamos.
Los caminos recorridos
quedaron en la memoria,
yacen atesorados
eran tan vastos, tan pródigos,
hoy poseen carteles de clausura.
La luna que guardaba
nuestros anhelos cada noche,
tiene su faz cansada
minimizó el brillo inmaculado
porque sucumbieron los sueños.
Las aguas impetuosas del río
en estanque devinieron,
en un acto de empatía tal vez
decidieron ser aguas quedas
acompañando el final inesperado.
Las gardenias primorosas
menguaron el esplendor
esa madrugada,
la espera fue estéril
y ellas sobre esperas
no comprenden, son flores.
Los proyectos amorosos
se volatilizaron,
no hay luna, ni nexo
se confundieron los caminos
hacia ningún lado,
y por tristeza
las gardenias fenecieron.
Viviana Laura Castagno Fuentes


