No nos separó,
la aparente distancia
ni las cadenas montañosas
menos el proceloso mar.
No nos separó,
la implacable borrasca
que a nuestra nave detuvo
encallándola en la arena.
No nos separó,
la prudencia de tus palabras
ni la osadía de las mías
—porque definitivamente—
había una simbiosis entre ellas.
¿Sabes qué nos separó?
La insolencia de la mentira,
las artimañas absurdas
las estocadas traicioneras,
esa fue la única causa
—no inventemos excusas—
esa fue la razón, no existió otra.
Viviana Laura Castagno Fuentes
