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jueves, 9 de octubre de 2025

ELLA Y NOSOTROS


La vida, esa docente eviterna que a rendir exámenes nos conmina y no pregunta si estamos preparados, porque así es ella. 


Nosotros, reincidentes consuetudinarios, expertos en desbaratar las obviedades cuando a nuestra realidad no se acomodan. 


Nos escudriña la vida, mientras nos imparte docencia plagada de sutilezas para leer entre líneas y nos ofrenda a la flor para resarcirnos de las espinas que nos laceraron. 


Sabemos que el viaje es azaroso y aún así insistimos con lo previsible porque los cambios nos incomodan —aunque lo único permanente son ellos—. 


Somos irredentos, navegamos en mares de mentiras creyendo que a la verdad eludimos a sabiendas de que inexorablemente en esas aguas procelosas —más pronto que tarde— naufragaremos... porque así somos nosotros. 


Viviana Laura Castagno Fuentes 

lunes, 28 de julio de 2025

COMO UN RÍO

 

Adoro escribir, es una pasión arrolladora que carece de límites y creo que es allí donde reside el secreto, la magia, el encanto: en la ausencia absoluta de la finitud. 


Es como si tuviese un río fluyendo, a veces con aguas mansas y quietas en apariencia, pero con una fuerza vital que en el lecho habita insuflando un discurrir que hacia la exploración navega. 


Esas aguas están munidas de letras, que demandan un cierto orden para buscar la emancipación hacia ignotos universos. 


Y me buscan, aunque a veces no las busque, pero es justo allí donde comienza la gesta de la creación y de la entrega desinteresada. 


Escribir, un acto de amor inefable, un cúmulo de sentimientos que su libertad reclaman, porque no desean fenecer dentro sin haber visto la luz siquiera. 


Viviana Laura Castagno Fuentes 

viernes, 23 de mayo de 2025

SUTIL ORADOR


Adoro descubrir a los silencios, saben inmiscuirse entre las comas y a veces en puntos suspensivos se disfrazan porque poseen el don de sustituir a las palabras cuando fallan o sencillamente son imprescindibles.


He observado a muchos silencios mutar en un tris en las mejores respuestas sin acudir a una sola palabra, supieron utilizar el sutil arte de ignorarla y comprendí todo.


El silencio, un sustantivo que nos remite a "prudencia y respeto", pero se transforma en el más idóneo de los oradores cuando en un ruido contundente y ensordecedor sabe transformarse. 


Viviana Laura Castagno Fuentes

domingo, 18 de mayo de 2025

AMOR INCONDICIONAL


Mi madre ha sido y será el paradigma de todo lo genuino, de lo que estaba bien, de los valores eternos, de la humildad y la entrega desinteresada.


Creía estar "preparada para su adiós", pero me equivoqué y con creces, es un aprendizaje diario que no acabará nunca, porque me sobran años y me falta vida, así de sencillito. 


Fue el "verdadero amor incondicional" , ese amor que no tiene parangón alguno, los otros amores son pequeñas grandes trampas de la vida, porque llevan implícito sesgos egoístas que al desinterés lo erradican de un plumazo. 


Mi madre no confrontaba, cobijaba al diálogo como único aval para suturar cualquier herida, conocía los límites y sabía ponerlos a tiempo y con firmeza.


Por eso es tan difícil superar su exilio, la casa guarda su voz —la escucho todavía— es y será la ausencia más presente de mi vida.


Viviana Laura Castagno Fuentes

viernes, 16 de mayo de 2025

ELLAS SON LIBRES...



Una amiga de mi infancia, había leído una de mis poesías y me 
dijo:
—Te acompaño en el sentimiento. 
Reconozco que no comprendí su mensaje, era muy sincera y 
transparente, no existía ironía en lo expresado, sino un 
profundo respeto. 


Leí la poesía en cuestión y luego de analizar su contenido 
comprendí a mi amiga, seguramente hubiese interpretado lo mismo que ella, con la excepción de que la había escrito. 


Ese mensaje escueto y sincero arrojó muchísima luz sobre el 
proceso de la escritura. Creí que cada lector captaría lo mismo, que no habría disparidades en el entendimiento, considerando que escribo sencillamente y sin grandes complejidades para la comprensión.


Pero estaba muy equivocada, una misma poesía puede tener distintas percepciones, porque cada lector es —per se—un universo único y maravilloso, sería un dislate pretender la unilateralidad del entendimiento, considerando que no escribo sobre temas que requieren cierta rigurosidad
 ni mucho menos.


Parafrasearé aquí a un autor que me encanta José Saramago y que explica con enorme sabiduría el tema de la invasión sobre la opinión ajena:
"El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro".


Maravilloso, estoy convencida de que las poesías "no se explican", cada quién tiene la libertad para comprender desde su lugar, desde su experiencia y sería una soberbia de mi parte pretender que todos capten lo mismo en cada poema.


Muchas gracias a Ana Mussi, la amiga de mi infancia que me instó (sin saber) a reflexionar al respecto, no soy dueña de la mente de nadie, ni siquiera podría contradecir una interpretación y menos sugerir nada porque una vez que las poesías tienen sus alas son absolutamente libres... incluso de mí.


Viviana Laura Castagno Fuentes

domingo, 11 de mayo de 2025

AMISTAD INEFABLE


Cuando escribo, surge una fuerza motriz que todavía no deduje si nace de mí o llega del afuera, sin titubeos ni demasiado andamiaje.


Y no pienso en las consecuencias, no me interesan los detractores, porque cuando estoy en mi hábitat, mis únicas amigas son las letras.


Plasmo con el lenguaje que posee el alma, ese que no necesita un borrador siquiera, porque emana a borbotones como si una cascada fuese.


En ese proceso mágico y profundo —el de la escritura— la plenitud me abraza y hasta una cierta dosis de felicidad se instala, aunque se quede un rato y luego se despida. 


Cuando escribo, le doy el timón de mi nave al alma y me convierto en una compañía nada más, para espantar a la soledad cuando aparecer intenta. 


Soy una súbdita, una rehén que consiente a sus carceleras, porque sin las letras —que todavía no deduje si emanan de mí o llegan del afuera—, no sería nadie, porque ellas justifican con creces mi existencia. 


Viviana Laura Castagno Fuentes


domingo, 4 de mayo de 2025

USTEDES ¿QUÉ PIENSAN?


¿Y me dicen que esto de la tecnología llegó para cambiar la vida? 

Pero: ¿Para mejorarla? 


Los cambios se han acelerado, las fronteras se han disipado, hasta las cadenas montañosas desaparecieron acercando lo que hasta ayer parecía tan lejano e inasible.


Los límites se esfumaron, el concepto sobre la distancia física es algo muy subjetivo ahora y es posible que las personas consoliden relaciones pergeñadas a través de las versátiles posibilidades que la internet brinda. 


Pero hay una pregunta que no tiene respuesta (y tal vez no la tenga):

¿Esto de la tecnología llegó para cambiar todo? 

¿Y ello implica que somos mejores ahora?


Tengo mi postura y se da de bruces contra el piso —les aseguro—: no veo humanos humanizados, la mentira es una reina en el palacio de la virtualidad, se acotó escandalosamente la capacidad para escribir (los emoticones reemplazan a las palabras) y se está consolidando una gran penitenciaría donde nuestras libertades están siendo conculcadas, con la gran diferencia que seremos rehenes inocentes pero condenados a vivir bajo el yugo de una esclavitud de la que huir será tarea harto imposible. 


Resumiendo, en la era de la comunicación estamos más incomunicados que antes, cuando escribíamos cartas y las enviábamos dentro de un sobre o el teléfono tenía sus limitaciones al estar asido a un cable. 


¿Esto de la tecnología llegó para cambiar todo y que ese cambio sea superlativo? 


No, que modificó nuestra vida no hay duda alguna, pero está dejando un tendal de desconexiones profundas que son el nudo gordiano de nuestra existencia y el alma es la gran olvidada e ignorada en este cambio devastador y perverso. 


Viviana Laura Castagno Fuentes 


jueves, 6 de marzo de 2025

CAMBÁ

 

Mirando recién una foto tuya, 
tomé plena consciencia, 
—tardé en hacerlo y lo asumo— 
que necesitabas tu libertad, tu ámbito y por ignorancia supina te arrebatamos. 

Era amor o tal vez egoísmo no deseado lo que generó el equívoco, si te hubiésemos entregado a la libertad que tanto "husmeabas", cabía el riesgo de que serías incapaz de defenderte, de sobrevivir solo, porque desde cachorrito te habíamos adoptado.

Son las incoherencias humanas y debo asumir las responsabilidades. 

Nos ingresó un día tu amor por el alma, cuando un par de ojos profundos y escudriñadores nos caló hasta lo más profundo de nuestro ser y decidimos dar un albergue a tu vida errante y precaria. 

Creímos, que ofrendar un refugio —donde el amor abundaba—, era la respuesta, pero nos equivocamos sin desearlo. 

Hoy, más vieja —o mejor expresado más adulta y tal vez más sabia—
debo pedirte tantas disculpas, tantas. 

Naciste para desafiar a los vientos, para ser un curioso perpetuo, para explorar los campos interminables mientras a los peligros desafiabas con tu actitud candorosa. 

¡Cuánto desconocimiento!, porque te amábamos y aún persiste el sentimiento que supiste insuflarnos. 

En tu cielo de perro estarás esperando, donde seguramente has revolucionado todo. 
Allí nos reencontraremos muy pronto, fuiste un fiel compañero mi niño rebelde y bello. 

Mi amado "cambá": vives en un lugarcito privilegiado donde están protegidos los seres amados que en el camino de la vida se han adelantado. 

Viviana Laura Castagno Fuentes 

martes, 21 de enero de 2025

REIVINDICACIÓN


El pasado me habita, es inexorable y tiene en mí su lugar inexpugnable, no podría ser diferente, porque el viaje es así —una concatenación permanente entre nuestras vivencias todas—. 


Lejos de derribar los puentes que con él me comunican —construyo nuevos cuando lo amerita— sin ellos todo se acotaría, son el nexo infalible que a nuestro presente enriquece y hasta diría que una justificación le otorga. 


Soy una hechura de otros tiempos y en esa plenitud me regodeo —parece un galimatías lo expresado— porque esa plenitud incluye también cielos borrascosos, pero he mirado otros con fulgores deslumbrantes e inolvidables. 


Estoy en medio de un proceso aún para restañar heridas, ellas han sido las docentes dilectas de grandes aprendizajes y aunque —todavía hay un dolor irresuelto— lo abrazo, aunque más amaría volver a abrazar a quién en el camino de la vida se ha adelantado. 


Todos los seres que he conocido me edificaron, nadie quedó al margen y mis padres han sido los artífices primigenios —los seres más importantes en mi vida— a los que más he amado y amaré hasta que mi viaje a su estación terminal arrive. 


Por eso, convocar al pasado no detiene para mí al presente, al contrario —lo enaltece con creces— y aunque a veces reincida en los errores —son equivocaciones con experiencia— la misma que aportan los años.


El pasado, el lugar hacia donde viajo cuando abrevar decido, muchísimas veces viene acompañado de nostalgias inevitables, pero también despierta etapas maravillosas donde la plenitud tuvo su estancia absoluta y duradera.


Sí, querido pasado —hay una tendencia nociva en propiciar tu proscripción, como si no hubieses existido— pero aquí estoy con contundencia —intentando generar tu reivindicación—, eres la piedra basal, pero desean domeñarte. 


Creo que deberíamos construir todos los puentes hasta donde estás y reconstruir los que se han derrumbado. Existes, eres la biblioteca magna donde viven todos los que nuestro viaje fecundaron. 


Viviana Laura Castagno Fuentes


martes, 29 de octubre de 2024

ELLA, MI MADRE


Mi madre, era una mujer con una sabiduría admirable. Deseé siempre ser una heredera de ese don (su sabiduría) a veces creo lograrlo, pero otras veces percibo que me extravío en el intento.


Ella fue quién me incitó a escribir, aunque comencé desde muy niña jamás tuve la intención de publicar un libro para albergarlas, hasta que mi madre —con su amor y tenacidad— logró convencerme y el libro vio la luz al comienzo del año 2020 —justo cuando parte del mundo apagaba la suya—.


Mi Madre partió hace un año y diez meses dejando zonas horadadas que son tan vastas como insuperables y me refiero al dolor que a veces parece exiliarse definitivamente —pero basta una foto o un recuerdo suyo— para que irrumpa con la fuerza de un vendaval y se aposente de nuevo, como si el tiempo se hubiese detenido en la madrugada de su adiós definitivo. Mi Madre apelando a lo que todavía deseaba "enseñarme" bajó su mascarilla y con las limitaciones de su patología expresó: "La muerte es lo más natural que existe" y falleció.


Ha sido una mujer tan única como extraordinaria, digna, magnánima hasta con quién no merecía y con la exquisita capacidad para disculpar la malicia a sabiendas de que era intencionada.


Podría continuar horas escribiendo sobre mi Madre, reconozco que merece un libro y en ello estoy abocada, pero plasmaré algo que siempre me decía (extraído de unas de sus incursiones en la lectura) y adoraba reiterarlo por la sabiduría que tenía implícita:


"Las dificultades nos ponen a hervir en agua, si somos como el huevo —nos volveremos duros e insensibles— pero si somos como la papa —nos volveremos blandos y maleables—, hija elige siempre ser una papa".


Sí mamá —elegí ser una papa— y te aseguro que me gratifica porque le aporta paz a mi universo y luz a mis días sombríos cuando la noche insiste en perpetuarse.


—Ser una papa— me mantiene erguida aun cuando extrañarte sea un hecho irremediable que carece de paliativos, pero jamás me volveré —un huevo— porque supiste transmitir valores inconmensurables con tus actitudes y ellos han sido —entre otros— la herencia más valiosa para mi vida.


Viviana Laura Castagno Fuentes

sábado, 5 de octubre de 2024

EMISARIOS

 

Me he extraviado, o tal vez han cambiado los carteles que mi orientación garantizaban.

No era este el lugar, no era el mes tampoco y hasta me equivoqué de año.

Tengo un amasijo de sentimientos —que juntos dan forma a una obra de arte— se parece a las que  construyen con metales y hojalatería —hay de todo un poco y para todos los gustos—.

Estoy sin estar siquiera, como si una escisión interna me hubiese diseminado en mil fragmentos que en un universo nuevo y desconocido se están esparciendo. 

Y me pregunto: ¿Por qué?, si justamente —la certidumbre era mi puerto—, el sitio perfecto donde mi navío tenía su resguardo habilitado.

Y vuelvo a preguntarme: ¿Por qué el caos se apoderó de mí?, —infligió tanto daño— que mis letras se han volatilizado y hacia un lugar ignoto —sin mi anuencia— han viajado. 

Intento erigirme y ponerme en pie, —se derrumbó una montaña sobre mi cabeza— y aun no logro discernir si estoy despierta o dentro de un sueño interminable. 

Mientras escribo, desde el afuera ingresa la algarabía de los loros —soliviantados y tumultuosos— amenizan gratamente mi escritura, mientras me abstraen un poco y cierta paz instalan.

Y como la natura —aporta mensajes encriptados siempre— me pregunto: ¿Serán acaso los loros portadores involuntarios de las respuestas que faltan?

Porque convengamos, los traviesos y gregarios loros que en la araucaria anidan, irrumpieron justo cuando —sentía a una galaxia explotando— y —como por arte de magia— la montaña derrumbada comenzó a generar un orden inesperado y necesario mientras me liberaba.

¿Fuiste tú verdad?, las aves fueron solamente las mensajeras, como ha sido el colibrí —hace unos meses— o la bellísima mariposa monarca que hasta mi escritorio osó ingresar hace unos días.

Porque eres la causa de mis extravíos, pero también eres —quién con amor reorganiza el caos—  que de mí se apodera cuando mis galaxias estallan y mis caminos se confunden. 


Viviana Laura Castagno Fuentes

lunes, 19 de agosto de 2024

INCERTIDUMBRES


—Dentro de unos días volveré a comunicarme— me aseguró, aunque algo agregó y yo preferí ignorar, porque una sutil referencia a su muerte estaba realizando.
                                      
Fue la última conversación que tuvimos y hoy el silencio reina.

Algo dentro de mí sabe, pero por esas estrategias a las que apelo —para minimizar daños—
prefiero imaginar que está bien y no desea comunicarse por el momento.

—¿Dónde estás Noemí, qué te ha sucedido?—

Estoy respetando sus tiempos y no deseo invadirla, pero han transcurrido
muchos meses, su constancia era admirable y no interrumpiría una relación imbuida de férreos sentimientos 
por nimiedades solamente. 

Tal vez —aun continúo muy sensible y la ansiedad se ha impuesto— no esté en condiciones para proseguir el vínculo porque otros imponderables se impusieron, pero lo cierto es que era muy metódica y consecuente, por eso mi angustia ante su interregno tan extenso. 

Soy intolerante y enemiga acérrima de las "incertidumbres", me generan una sensación de vacío —tan indescriptible como doloroso—
que carece de sustento y percibo como si caminara sobre arenas movedizas que tornan inestables mis pisadas. 

He intentado comunicarme, pero no hubo respuesta, su celular está ausente y solamente
tengo acceso a la "odiosa casilla de mensajes", dejé uno que aún está aguardando
que alguien responda y confirme que "está bien", pero que no tiene deseos de hablar con nadie y
sea esa la causa de su mutismo.

Pero, debo admitir, apelando a la realidad de los acontecimientos, —con enorme desazón— que lo
más probable y natural es que —haya partido hacia ese universo ignoto— del que nadie regresa
y donde no existen celulares, ni impersonales casillas de mensajes que devuelvan la certeza
que hace meses mutó a insoportable y larguísima incertidumbre.

—¿Qué te ha sucedido Noemí, dónde estás justo ahora que podríamos estar conversando
sobre la irrupción de los nuevos tiempos primaverales, después de un invierno tan gélido como
obstinado?—

Viviana Laura Castagno Fuentes

jueves, 25 de julio de 2024

ESTÁS, AUNQUE NO ESTÉS


Estoy muy consciente de que la palabra "olvido" —no tiene espacio en el diccionario de mi vida—, porque me dueles como el primer día y así será aunque transcurran mil años. 

Habrá quienes comprenderán lo que expreso, otros que no, pero ya nada importa, tu adiós ha sido y será el mayor de los dolores y también un aprendizaje que me acompañará mientras continúe en este inefable camino denominado vida.

Cambiaste mis prioridades todas, personas que antes me importaban —están solamente en la memoria— asiladas en el universo de los recuerdos, pero ya no en mi alma. 

Dueles. ¿Sabes algo?: cada vez que intento disfrutar el fragante café de la mañana —nuestra ceremonia diaria— nuestro gesto de complicidad (entre tantos otros) tu ausencia se acrecienta.

Si hasta te veo dibujada en el huidizo humo —sonriendo—, como si intentaras decirme: "¡Vamos! aquí no ha sucedido nada, es tan natural morirse"(fueron tus últimas palabras).

Y así será para siempre, habrá días más plenos, otros traerán sus borrascas inesperadas, pero no te irás nunca, —porque la intensidad de tu amor ha formado surcos en mis estepas—, si hasta parece que aguardaran la simiente para acabar con las esterilidades.

Y lo intento, disipo los nubarrones amenazantes para dejar espacio a la luz del sol que despunta cada mañana, —cuando la niebla pertinaz no lo abduce— en este invierno que trajo sus bríos con contundencia.

Imito tu fortaleza ante las adversidades, a veces lo logro, otras veces —fracaso en el intento—, pero no me rindo y no lo haré te prometo, seguiré abriendo caminos y habilitaré los clausurados, mereces la mejor versión de mí te aseguro.

Porque la razón eres tú y nadie más, eres mi bálsamo, la musa inspiradora de mis letras —hoy anquilosadas— y la fuerza motriz inclaudicable que impulsa la nave de mi vida.

Continuaré, ahora vives dentro de mí y aunque ya no pueda verte, tu legado inconmensurable y digno justifica y garantiza —que estarás siempre—, aunque en apariencia y solamente en apariencia —te hayas ido— a iluminar otras vidas en otras galaxias o seas esa estrella que resplandece cuando la noche de placidez se inviste.

Viviana Laura Castagno Fuentes

sábado, 20 de julio de 2024

INSOMNIOS

 

Existen madrugadas, en las que el insomnio —con suma idoneidad— se instala.

Y las mismas se tornan tan largas, que parecen atemporales e infinitas.

La mente audaz, intrépida, comienza su tarea, aunque le impongo férreos cerrojos, porque en libertad —es una virtuosa— una habilidosa manipuladora que al pasado entero solivianta.

Desvelos, espacios que parecen arcones —donde la memoria tiene su guarida— y cómoda se siente, porque se cree timonel de una barca que a la deriva —en apariencia— su derrotero está realizando.

Y es en ese lapso de tiempo, donde se cuelan —sin mi anuencia— los recuerdos, algunos son caricias sempiternas e inolvidables, pero percibo muy dentro que sangran todavía, porque no logré domeñar  con solvencia ese universo donde —las ausencias son una daga en el alma—.


Son heridas infligidas por la vida, 
que en el azaroso camino fuimos coleccionando —y que en apariencia se han petrificado— pero una noche de desvelo interminable las despertó también a ellas, están vivas, esperando ser curadas todavía.

Viviana Laura Castagno Fuentes

domingo, 9 de junio de 2024

COMPLICIDAD ACORDADA


Cuando más necesito a mis letras, a mi poesía, ellas más y más se alejan
como en un gesto de complicidad que han acordado entre todas y los vacíos internos 
se consolidan —parece un galimatías lo expresado—, pero es lo que sucede en realidad.

No es egoísmo, menos indolencia —ellas no avalan las mezquindades—se apartan un rato, se ausentan,
porque saben que necesito cierta cuota de aislamiento o libertad para edificar el lugar donde les daré albergue más tarde.

Y es justamente, —en ese frágil límite— entre la orfandad del abandono y la imperiosa necesidad 
de habitar un universo para mí solamente, cuando "la confusión" se aposenta y desbarata todos mis planes.

Es inquisidora la dama, intenta atosigarme con la culpa, pero sabe muy bien que no puede, porque no soy culposa, asumo mis limitaciones, mis yerros, pero lo otro me es ajeno.

No he urdido el exilio para la poesía, todo lo contrario, le he otorgado una licencia, un permiso amable a mis letras para pergeñar un lugar para el reencuentro.

Cuando la inspiración regresa, porque el alma ha creado el albergue, el puerto seguro para el anclaje,
—entonces una fuerza inexplicable comienza a fluir muy dentro y convoca a las itinerantes— porque 
el hogar está listo y ellas son las residentes más importantes, las garantes para que mi poesía exista y renueve mi compromiso con la vida.

Viviana Laura Castagno Fuentes

miércoles, 22 de mayo de 2024

UNA SUTIL INTERPELANTE

 

La poesía tiene capacidades ilimitadas, hasta diría, de tan polifacética, es una artista casi.

Ella sabe ocultarse entre el plumaje iridiscente de un diminuto y elegante colibrí, nos mira desde la gota de rocío que olvidó la noche sobre un pétalo —aun dormido— de una margarita, nos contempla —con discreción— envuelta en una suave brisa de primavera y hasta logra mimetizarse con las sinfonías que las avecillas entonan.

Ella es así, tan dúctil, tan versátil, pero no es indolente, sabe también involucrarse con las tragedias tan humanas y tan dolorosas desde siempre. 

Ama hablar sobre el amor, el que genera plenitud, pero también sobre el que corazones deshace, es quién busca restañarlo muchas veces, cuando desde sus versos las palabras enaltecen y son prodigiosas asistentes de emergencias.

Pero, cuando la mentira, la vulgaridad, la violencia, el odio, el resentimiento y la injusticia que políticos infames y corruptos instalan y nuestros sueños arrebatan, es justamente allí donde la poesía muta, sufre una transformación y se torna implacable, porque se convierte en un grito de auxilio, clama por una humanidad más atenta, más ecuánime y humanizada.

Y no me digan que es una dama débil, durante siglos han minimizado su poder para comunicar y es ella justamente quién posee una capacidad de síntesis como ningún otro género.

Ella, chiquita, hasta frágil a veces, logra dar sus estocadas para despabilar a almas que adormiladas viajan, cuando sus versos transmiten las ingentes tragedias en que la humanidad está sumida.

¿Débil la poesía, frágil ella?

No, se equivocaron los hombres, se equivocaron cuando a su alma abandonaron, ignoran que es nuestra fuerza motriz y por ella en esta vida estamos.

Pero, la poesía no se equivoca, es la dueña absoluta de aquellas verdades que la humanidad en ocultar se empecina, de los odios que paren guerras, de los amores que naufragan y hasta de la malicia que en tantos corazones decidió instalarse.

¿Débil la poesía, ilusa ella?

Es una estupenda interpelante, que logra estampar unas cuantas verdades a una humanidad deshumanizada que —en absoluto estado de desconcierto y ausencia-— el inefable viaje de la vida
está realizando.

Viviana Laura Castagno Fuentes

domingo, 19 de mayo de 2024

MIS DELEITES

 


Cada mañana, mi mirada busca la belleza
que los patios y jardines me obsequian,
y las flores son la expresión 
más perfecta sin duda alguna.

Nada es mío, solamente soy espectadora,
las disfruto como si fuese su mecenas.

¡Vaya mi osadía!
Pido disculpas.

Están ornando los exultantes vergeles que observo,
desde el balcón, ese voyerista, con ínfulas de patio.

Presumen su belleza, sus colores variados y sus formas,
pero, si no estuviesen prolijamente dispuestas
sobre un cantero gigante que las alberga,
confieso que se confundirían con un bellísimo lienzo
pintado por las manos prodigiosas de un artista,
un poeta munido con paleta, pinceles y óleos.

Ellas son -junto a árboles que parecen mimar al cielo-
las destinatarias de mis deleites,
los jazmines, enredaderas que osadamente trepan los muros,
tienen a sus pies tiesos, pero sus brazos se extienden generosos,
sin límites impuestos, invadiendo espacios linderos.

Las azaleas, ostentan colores diversos,
hasta matizados se exhiben con gran estridencia,
aunque este verano impetuoso y obstinado
las ha marchitado y están feneciendo silenciosamente.

No me pertenecen, ninguna de ellas, son ajenas,
son de la naturaleza que las ha creado,
de quienes amorosamente las han cultivado,
pero las siento muy mías también,
cuando, desde mi balcón -un remedo de patio-
ingreso en un estado de éxtasis garantizado
cada vez que hacia ellas mi alma embelesada viaja.

Viviana Laura Castagno Fuentes

sábado, 18 de mayo de 2024

¿DUEÑOS?

 

Nada decidimos en realidad, siempre lo hace la vida por nosotros. Tal vez, algunas veces nos permite que creamos que tenemos alguna injerencia, pero al camino lo construye ella y con un guiño de complicidad o un gesto afable nos habilita el viaje.

Un viaje que ostentará precipicios insondables, fiordos inasibles, pero también suaves valles con una delicada alfombra de gramilla y flores silvestres para garantizar el disfrute, que tendrá por supuesto sus intermitencias.

Porque nos sorprenderán - cuando más distraídos estemos - borrascas inesperadas que nos obligarán a buscar un albergue hasta que la iracundia amaine.

Creer que nuestros proyectos podemos materializar por un mero voluntarismo - en no haber comprendido nada -, las vicisitudes son tantas y tan sorpresivas, hábiles en desbaratar lo que habíamos pergeñado y siempre o casi siempre -nos sorprende desnudos y vulnerables-.

Hay que otorgar el espacio necesario para las contingencias, somos pasajeros efímeros, aunque a veces presumamos -con cierta dosis de soberbia- que somos los conductores.

Dueños de nada, de todo somos los inquilinos.

Y cuando la travesía su fin atisbe, no será con nuestra anuencia, sino que seremos sorprendidos, avasallados por los imponderables, porque así de impredecible y recalcitrante es la vida.

Viviana Laura Castagno Fuentes

jueves, 16 de mayo de 2024

DESPERTARON ELLOS...


He fracasado otra vez, he sido derrotada por los recuerdos que hoy -en un acto de conspiración- se inmiscuyeron todos juntos y mi aparente serenidad alteraron.

Pueden conmigo, demolieron mis cimientos que cierta solidez tenían y el proceso comienza de nuevo.

Recuerdos, es la vida toda en los entresijos de la mente atesorados - ¿o en alma en realidad? -, acumulan la historia de una travesía que posee a todos los accidentes geográficos y más todavía.

Es mentira, nadie puede evitar que despierten, es una tarea harto imposible intentar ignorarlos, porque son quienes nos edifican, sin ellos estaríamos vacíos, incompletos, seríamos una hechura a medias. 

Evadir a los recuerdos es como pretender una biblioteca sin libros, un río sin sus vados o meandros, un adiós sin lágrimas, un árbol huérfano de sus aves y sus nidos. 

Llegaron cuando estaba absorta en mis tareas matinales, una fotografía tuya generó el desconcierto que arrasó con mi vergel, agigantó el páramo que se aposentó en cada intersticio y doblegó mi estabilidad- esa que creía férrea y contundente-.

Porque, aunque transcurren los meses y la adaptación organiza el desorden interno, a veces basta un indicio solamente para que el caos se adueñe de mí y en él vuelvo a extraviarme.

Recuerdos, esa biblioteca magna que poseemos, ellos nos traen la paz anhelada o el averno, viven acurrucados y en silencio, hasta que una fotografía los despabila y logran desafiarnos.

Entonces comienza la gesta, debo erguirme de nuevo, abrevando en los momentos maravillosos que me erigieron.

 Y definitivamente, - es en tu amor inconmensurable donde encuentro mi anclaje -, ese amor que no tendrá parangón alguno - porque nadie me amará como lo has hecho- y es él quien me convoca a continuar a pesar de todas las inclemencias con sus páramos y vergeles incluidos.

Viviana Laura Castagno Fuentes

domingo, 12 de mayo de 2024

SOBRE MI ABUELA

 

Inhóspitas - dijo, con la sinceridad que le caracterizaba.

Y en realidad me dejó atónita, porque era suave y amorosa con sus palabras, las cuidaba, era una garante del buen decir, herencia de su prolífico pasado en el orbe de la docencia.

Tal vez, algo había percibido de aquella persona, un sesgo que le había inquietado mucho y sintió que su seguridad estaba un tanto amenazada.

¿Qué había sucedido en ese encuentro entre ambas?

Porque eran amigas desde siempre, coincidieron cuando la escuela primaria comenzaron y la relación sobrevivió durante ochenta y nueve años.

-Gente inhóspita, reiteraba cuando su mente a solas divagaba.

Y tuve mis reticencias debo admitirlo, no logré atravesar las murallas que mi timidez levantaba, era una jovencita a la sazón -con las restricciones que el respeto y la sobriedad me imponían-, enseñanzas aprendidas en mi hogar, era improcedente avanzar sobre los límites de los otros.

Hoy, cuando los recuerdos comienzan a entrometerse en este presente tan incierto y doloroso, con ellos se aparece otra vez mi abuela, es una presencia que aun ausente, logra agigantarse día a día.

Inhóspita, gente inhóspita, y heme aquí intentando dilucidar cuánto dolor le había causado una actitud que quedará petrificada en ese adjetivo solamente, porque se llevó consigo todas las respuestas.

Mi abuela era amiga de sus amigas y jamás se detendría en desnudar los secretos que a sus relaciones arropaba.
Me quedaré para siempre con esa expresión de "gente inhóspita", un tema entre adultos que una jovencita muy tímida supo que no debía invadir nunca.

Ella era mi abuela y yo la nieta que solamente admiración por su avasallante personalidad sentía.

-Gente inhóspita- y será esa la única explicación que se quedará albergada entre mis prolíficos recuerdos para siempre, hasta que la vida nos reencuentre en algún lugar privilegiado, donde las aclaraciones serán cosa nimia, porque se impondrá el alma y desde allí nos conectaremos.

Viviana Laura Castagno Fuentes