Me acostumbré
a vivir en la incertidumbre
y a sostener la pared
donde me apoyo.
Me acostumbré
a caminar por desfiladeros
cada vez que la vida
hacia límites insospechados
me empuja.
Me acostumbré
a disfrutar otros cantos
y otras sombras
cuando vicisitudes inesperadas
a mis árboles y a mis aves
desgarraron.
Me he acostumbrado
a todo
o a casi todo diría,
pero a vivir
con tu ausencia
y sin tu sempiterna
sonrisa
en tu mirada anclada
a ello...
no me acostumbraré nunca.
Viviana Laura Castagno Fuentes
