¿Sabes?
Sin —el amor inconmensurable—
que supiste sembrar en mí,
el camino hubiese ostentado
óbices tercos y tortuosos.
¿Sabes?
Lograste con tus vastos dones
cincelar espacios ignotos
—con tu intuición como anuencia—
eras un mar esculpiendo lo pétreo.
¿Sabes?
Fuiste una amalgama perfecta
entre la docencia espontánea
—la que restricciones tejía—
mientras a la imaginación alentabas.
¿Sabes?
Por todo ello —estoy a salvo—
no pudo el dolor inmenso y duradero
esmerilar un ápice lo blando
al contrario —lo ha solidificado—.
¿Sabes?
Soy otra ahora —mejor que antes—
hasta en eso fuiste generosa
—insuflaste fortaleza en lo frágil—
justo cuando más debilitada estaba.
¿Sabes?
Fue —durísimo mi invierno—
trajo a los fríos que entumecen
—pero con mis vergeles internos—
no pudo, ni podrá nunca te confieso.
Viviana Laura Castagno Fuentes
