Una puerta abre sus ojos hacia el jardín,
que está ostentando la plenitud
de una primavera recién estrenada,
cual artista dúctil, ha pintado sus flores
con colores diversos donde mora el verdor.
Estación pletórica, tan magnánima,
nos obsequia sus dones sin exigir nada,
nos inunda con fragancias exquisitas
y donde hay un vestigio mustio
justo allí, habilita una maravillosa flor.
El cielo es cómplice y asesor de imagen
sabe acompañar con sutilezas
cuando de traje celeste intenso viste,
no sabemos si es él o la mar que se elevó.
Nadie logra permanecer incólume
ante el despliegue de aromas, colores,
con los que la primavera generosamente
mutó a un jardín, antes hirsuto,
en un espléndido y primoroso vergel.
Viviana Laura Castagno Fuentes
