El estío aquel
—un sucesor de estreno—
hundió su hoguera
cual afiladas garras.
Y conmocionó todo
—porque todo ha mutado—
hasta el mar perdió su magia
tornó a un gris plomo a sus aguas.
Continúa la ardua tarea
sobre un remiendo inacabado
que posee las puntadas
fallidas e inconclusas.
Es un proceso —diría—
que demanda precisión
y cierta habilidad al menos
para soslayar su fracaso.
Viviana Laura Castagno Fuentes
