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viernes, 5 de abril de 2019

EXTRAVIADOS



Eran almas tan disímiles, tan opuestas,
entre ambos, una pared se erigía día a día.
Si ella elegía la mar, por sus cánticos,
él escogía la montaña, por su aislamiento.

Ella sucumbía ante un libro,
amaba ingresar en sus páginas, 
allí regodearse, por interminables horas,
era su universo, su mundo perfecto.

Él no compartía, la lectura le aburría,
eran el sol y la luna, la noche y el día. 

Ella pintaba estrellas en su cielo, 
esbozaba una luna llena nívea,
él diseñaba sus obras futuristas;
ella continuaba y su luna ya alumbraba,
a él, horas de trabajo minucioso,
a dormir presurosamente, lo invitaban.

Los había unido el amor alguna vez, 
o tal vez se equivocaron
-era una ilusión solo-
porque el amor verdadero, 
no es amarse el uno al otro, 
sino amar juntos, las mismas cosas. 

Y la realidad inevitable habló,
eran dos desconocidos
y separarse para siempre
fue lo único en que coincidieron;
él seguiría haciendo lo que le deleitaba, 
ella, eligió partir hacia sus universos.

Porque, 
entre sus desencuentros mutuos, 
ambos, se perdieron definitivamente,
a sí mismos, en el azaroso viaje de la vida.

Viviana Laura Castagno Fuentes 

NADIE...

 


Nadie logra transitar ileso  
el camino, 
la vida se encarga 
de vapulearnos 
nos lesiona por fuera
y por dentro, 
son los grandes desafíos
a los que estamos expuestos
día a día, segundo a segundo. 

Nos obliga a desempeñar oficios,
que no estaban en nuestros proyectos. 

Un día nos convertimos  
en habilidosas costureras
debemos zurcir los agujeros 
que en lo profundo se generaron;
otras, somos enfermeras improvisadas, 
munidas de lo necesario
logramos suturar heridas infligidas.

De repente, mutamos de habilidad, 
somos techistas, albañiles, 
cuando las borrascas implacables, 
arrasan con lo que habíamos construido. 

Y todo aporta su enseñanza, 
somos tan frágiles, tan vulnerables, 
necesitamos siempre de otras manos, 
que en el viaje vamos encontrando. 

Ser humanos, humanizados, 
es llegar a la profunda comprensión, 
de que no debemos prejuzgar a nadie;
cada quién hace lo que puede, 
no existen recetas para minimizar daños, 
ellos son los pedagogos, nosotros, 
los educandos, que a aprender vinimos.

Viviana Laura Castagno Fuentes