Conocer el mar, ese mar
que también amabas,
implicó reconocerte en él
porque ambos se parecen
tanto, tanto.
Tiene un carácter férreo,
es un devorador nato
es un artista esculpiendo
figuras disímiles en las rocas
sin cincel necesario
solamente con su embestida.
Pero otras veces,
cuando apenas sus aguas agita,
las empuja con delicadeza
y las acompaña hasta la playa
donde ellas dormitan luego
sus sueños de arena y piedras.
Es un obsequioso irredento
y allí reside la magia
que los conecta a ambos.
Deposita con suma estrategia
bellísimas y adorables conchillas
que aguardan a unas manos hábiles
que en obras de arte únicas
las convierta.
El mar que tanto amabas
es mi mar ahora,
hubo una herencia natural
sin engorrosos trámites
ni papeles con firmas impersonales,
supiste amarlo con tu estilo
y ahora...
ahora lo amo yo con el mío
-mi querida abuela Laura-.
Viviana Laura Castagno Fuentes
