Tenía resquemores,
con cierta dosis
de ecuanimidad
y prudencia
a los embates
del invierno.
Porque posee
un sesgo
de autoritarismo,
disfrazado
de amabilidad
a veces
y de impetuoso
e imprudente
otras tantas.
Tiene a la bruma
como asistente
eficiente y puntual,
para detener
por un rato
a la vida
o minimizarla
al menos.
Es el antagonista
sin duda alguna
de los esplendores
primaverales,
es un buen anfitrión
pero también
un secuestrador
de las luces.
Tenía resquemores
y hasta temía
a la faz impiadosa
del invierno,
pero me equivoqué...
porque el verdadero
desbaratador
fue un incipiente estío
que recién
sus calores estrenaba.
Viviana Laura Castagno Fuentes
