Ella observa, escudriña,
con enorme pasión implícita;
su mirada es pura,
no ha sido contaminada
por esquirlas del afuera.
Ha sido artífice
de un primoroso jardín
que con amor cuida,
tiene un alma vieja
instalada en su cuerpo de niña.
Ama a las flores todas,
riega la tierra donde medran
y es su deleite observarlas
mientras una brisa imperceptible,
con una suave música las mece.
Ella sabe, jamás serán arrancadas
las cultivó con esmero,
para respetar los ciclos naturales,
sus flores serán frutos un día,
no adornos, para fenecer ahogadas.
Viviana Laura Castagno Fuentes

