A veces, aunque haya soles radiantes,
tenemos tempestades ominosas
que se desatan sin pronóstico previo
muy dentro y a la deriva nos llevan.
No hay embarcación segura,
ni cielos apacibles, ni mares calmos.
Todo es un amasijo de inclemencias
que nos obligan a lidiar con bríos
para evitar naufragios.
Son tiempos de inseguridad,
no hallamos el amparo exacto,
perdimos nuestra brújula,
la que nos conducía a buen puerto.
Son las vicisitudes de la vida,
hay que permitir que todo amaine;
aparecerá la calma que alejará al naufragio,
se instalará la paz en nuestras borrascas
porque el tiempo, es el único resguardo.
Viviana Laura Castagno Fuentes
