Sabemos, sin excepción alguna,
desde que nacemos comienza el viaje,
el de la vida, ni más, ni menos
y la estación terminal
hacia donde nos dirigimos, sin pausa,
es inevitablemente, la muerte.
Pero, cuando irrumpe muy cerca,
nos impacta y nos desconcierta.
Porque muy dentro se genera,
una sensación de arrebato;
llegó su majestad, a desbaratar,
el orden que teníamos hasta entonces.
Es como si nos sorprendiera desnudos,
estamos desvalidos, reina el desamparo.
A nuestro viaje se le acabó el camino
y no tenemos certeza alguna
no sabemos si debemos avanzar
o si retroceder para hallar la salida.
La muerte, la compañera inexpugnable,
se anuncia con gritos y con silencios
cuando menos prestos estamos.
Es una demolición impiadosa,
llegó a tirar nuestros cimientos abajo
y así, desde las entrañas, a desgarrarnos.
En tributo a: "Julio Oscar Paiva", un amigo desde siempre que partió muy pronto.
Haz en paz tu viaje.
Viviana Laura Castagno Fuentes

