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jueves, 19 de diciembre de 2019

CARTAS MUERTAS



He enviado la última carta,
iba imbuida de amor eterno,
no hay indicios sobre ella
aguardo las respuestas todavía.

Deduzco que estará extraviada,
tal vez al mar ha caído 
y sobre un banco de corales 
adormilada haya quedado.

Sí, creo que eso ha pasado,
estaba hastiada del viaje,
debía atravesar mares, océanos,
subir montañas, para encontrarte.

Sus predecesoras, fracasaron,
y ella estaba desconcertada,
temió fracasar en el intento
por eso, en la mar se ha sumergido.

Tantas cartas han viajado, tantas,
pero esta vez, ella se ha rebelado,
la angustió el cruel mutismo 
donde solo los silencios hablan
y sobre los corales 
eligió cancelar su viaje. 

Sabe a fracaso,
a intenciones genuinas
sin reciprocidades,
era amor sublime, del bueno,
sin destino, ni destinataria.


Viviana Laura Castagno Fuentes

¿QUÉ HAY DESPUÉS?



Cuando un ser amado
su derrotero termina,
—genera una implosión dentro—
derrumba nuestros cimientos,
paredes, nada queda incólume,
porque la devastación todo destruye.

Sabemos que muerte y vida
viajan unidas, son inherentes
a la condición humana,
pero —hay que convencer—
a un alma que quedó vacía.

Cuando un ser amado parte
—habría que paralizar al mundo—
la música, los ruidos, los festejos,
a todos —habría que prohibirlos—
nuestro desasosiego y dolor
lo ameritan, no hay excusa alguna.

Son los sentimientos comprensibles
—cuando una tragedia nos ofusca—
nos aguarda un largo proceso
por caminos pedagógicos
—porque somos alumnos eternos—
en la universidad de la vida.

En nuestras tribulaciones
deberemos regodearnos,
empaparnos en ellas, no hay magia,
porque —es el dolor el docente—
que llegó para enseñarnos.

Viviana Laura Castagno Fuentes