Estás...
justo allí
donde la brisa
estremece
las ramas danzarinas
y enjutas
del imponente sauce.
Estás...
en cada pimpollo
de la bellísima aljaba
que en flor debuta
cada mañana
estival,
ahora
en estridente
primavera devenida.
Estás...
en las olas
que irrumpen
con sus fauces
y simulan devorar
las suculentas
que por doquier
se esparcen.
Estás...
en el plumaje
iridiscente
de un diminuto colibrí
que cada atardecer
los azahares visita
¿o eres ese colibrí tal vez?
Estás...
en el estanque
prolijo y manso
que derramó
sus aguas
porque
a mis lágrimas
decidió acunar.
Estás...
en cada noche
cuando se incendia
porque miles
de estrellas
despiertan
y a la oscuridad
espantan.
Estás...
aquí, allá,
en todas partes,
en la algarabía
de las aves
porque una araucaria
elegante y complaciente
se ofrendó
como su hogar.
Estás...
porque
jamás te has ido
y jamás lo harás,
porque el alma
se "nos queda"
ella nunca se va.
Viviana Laura Castagno Fuentes
