Se acurrucó la tarde
detrás de un cielo ominoso
que intimidó a las aves
y silenció la alegría que insuflaban.
Y se precipitó la noche
invitada con contundencia
por unas nubes amenazantes
que a la belleza esfumaron.
Que sea amable el caos,
que ningún nido sea destruido
porque cuando regresan las aves
cambia todo, entristece su canto.
Se acurrucó la tarde
silenció la algarabía del patio
volatilizó al cielo radiante
en un acto de deslumbrante
magia.
Se acurrucó...
Viviana Laura Castagno Fuentes

