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jueves, 14 de noviembre de 2019

VIAJANDO HACIA ELLA



Y vuelven, no deseo a veces,
pero regresan sigilosamente
y desde esa sutil biblioteca 
que el alma ha edificado,
los recuerdos, tímidamente me han llamado.

Recuerdos...
¿Qué son realmente?

¿Serán como un desván, pero no de cosas superfluas,
sino de vivencias pasadas, que nos han modificado
para mejorarnos, para que evolucionemos sin anquilosarnos?

Porque cuando hacia mí vienen, traen a mi infancia entera,
impoluta ella, genuina, inocente y de amores rebosando,
no vienen con rencores, ni resentimientos.

 Ellos vienen munidos de un jardín entero, deslumbrante,
donde hay esplendores tantos y fragancias de glicinas, jazmines, azahares,
con árboles frutales y un vergel magnífico medrando.

¿Pero, por qué me llaman los recuerdos si la vida cotidiana,
con sus complejidades me absorbe y hasta me dispersa a veces?

¿Será por eso justamente, desean que regrese a ellos para regodearme
en esa etapa de la vida donde la felicidad era la dueña absoluta
 y una apoltronada propietaria?

Porque el presente yace incierto, hay nubarrones ominosos,
que en inseguridades y desconciertos me extraviaron
y los recuerdos son sabios -activan una alarma muy dentro-
para que la niñez con su autenticidad y riquezas
me rescate por un rato y se produzca la magia del resarcimiento.

Viviana Laura Castagno Fuentes