Hay nudos que atan, atosigan,
cuando nuestro vuelo aplacan,
son nudos invisibles, hábiles,
que nuestras libertades conculcan.
Dicen que en realidad es la mente,
quién los anuda bien fuerte
para que nuestros pies ágiles
dejen de caminar y sean raíces.
Nudos que tiende la vida
algunos pueden desatarse
con facilidad imperceptible,
pero otros, en óbices se convierten.
Son los nudos gordianos
Dicen que en realidad es la mente,
quién los anuda bien fuerte
para que nuestros pies ágiles
dejen de caminar y sean raíces.
Nudos que tiende la vida
algunos pueden desatarse
con facilidad imperceptible,
pero otros, en óbices se convierten.
Son los nudos gordianos
que la mente pergeña
para que seamos esclavos
de un presidio imaginario.
Pero cuando los descubre
nuestra alma, tan sublime ella,
con idoneidad los eclipsa
