Y debo pedirte disculpas
por tu dolor, por el daño infligido
aunque mis cuidados sean extremos
porque aun cautelosa, aun consciente,
inevitablemente te lastimo.
Y sabes que me esmero,
esquivo cada espacio donde habitas
mi mirada está centrada en el suelo
como si al cielo gentilmente ignorara
porque la razón eres tú, no existe nadie.
Pero lo inevitable se interpone
son los caprichos de la naturaleza
camino disciplinando a mis pisadas
porque eclipsar tanto esplendor
no es mi intención,
frágil y diminuta flor silvestre.
Viviana Laura Castagno Fuentes
