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domingo, 24 de marzo de 2024

HARTAZGOS

 

Me siento 

en el cenit del hastío, 

puse todo de mí

o casi todo

y respondió la mediocridad, 

la indiferencia.

Me cansó

la naturalización,

la adaptación a lo anormal

y a todo lo que deshumaniza.

Me cansó

la ausencia absoluta

del diálogo, justamente,

es el don que nos distingue

y sin él, nuestros potenciales 

minimizamos. 

Y cuando el hastío 

muy dentro se consolida, 

erosiona todo lo edificado, 

entonces hay que elegir partir 

hacia otros lares

-aun quedándonos-

para restaurar al alma 

la plenitud que alas le instala.

Me siento

en el cenit del hastío,

puse lo mejor de mí

y respondió la vil mentira

ataviada de indiferencia.

 

Viviana Laura Castagno Fuentes

EL PRESIDIO


Ellos no eran la excepción, no,
integraban esa muda legión
de matrimonios felices y plenos
para toda la vida, hasta la muerte,
que los mandatos sociales impusieron.

Pero bastaba con observarlos un rato,
para descubrir que el hastío
-cual maleza en un vergel abandonado-
con idoneidad se les había instalado
muy dentro y lo comunicaban 
muy bien, aun callados.

Cuestiones tan privadas, tan íntimas,
donde se entrometen prejuicios estériles
que en la mente se hospedan,
habían elegido sucumbir ante el hartazgo
de un amor, que supo ser y ya no era,
por temor a las improcedentes opiniones
de aquellos que de vida propia carecen.

Vivir en la mentira era un hábito
y a ella estaban acostumbrados,
eran dos prisioneros inocentes
condenados a un presidio voluntario.

Viviana Laura Castagno Fuentes