Me siento
en el cenit del hastío,
puse todo de mí
o casi todo
y respondió la mediocridad,
la indiferencia.
Me cansó
la naturalización,
la adaptación a lo anormal
y a todo lo que deshumaniza.
Me cansó
la ausencia absoluta
del diálogo, justamente,
es el don que nos distingue
y sin él, nuestros potenciales
minimizamos.
Y cuando el hastío
muy dentro se consolida,
erosiona todo lo edificado,
entonces hay que elegir partir
hacia otros lares
-aun quedándonos-
para restaurar al alma
la plenitud que alas le instala.
Me siento
en el cenit del hastío,
puse lo mejor de mí
y respondió la vil mentira
ataviada de indiferencia.
Viviana Laura Castagno Fuentes

