La poesía es depositaria,
casi por excelencia diría,
de palabras que atesoran
en su seno, a la naturaleza toda.
Cuántas rosas entregadas,
al amor cuando es brasa ardiente,
cuántas lunas elegidas como testigo,
en noches de pleno romanticismo.
Cuántos no me olvides expresados,
y otras nomeolvides ofrendadas;
cuántas higueras, cipreses, olmos viejos
eternizados en bellísimos versos.
Cuántas oscuras golondrinas,
gaviotas, águilas frías, jilgueros cual dioses,
y setenta balcones sin ninguna flor,
son exquisitos referentes poéticos.
Muchas gracias a la natura,
con su magnanimidad perenne,
embriaga a las letras con beldad única,
es una fuente inagotable para los poetas.
Viviana Laura Castagno Fuentes
