Estoy sumida
en un aprendizaje
que tuvo su génesis
justo cuando el estío
recién se asomaba
y en sus fauces
presentí, que fui devorada.
A veces
me siento un río,
fluyo hábilmente
entre piedras
con formas antojadizas
y logro esquivar con soltura
los troncos inertes
que en soledad claudicaron.
Pero también...
en estanque me convierto
cuando detengo a mis aguas
porque las fuerzas
pierden su vigor
y se minimizan.
Es una sempiterna
fluctuación,
entre bríos y flaquezas
cielos radiantes
y ominosos,
que persistirán
junto a un aprendizaje...
que no acabará nunca.
Viviana Laura Castagno Fuentes

