El jardín era un sueño,
parecía un cuadro surrealista
obra de un habilidoso artista,
el más exquisito del pueblo.
Entre narcisos, geranios,
jazmines variados,
delicadas buganvillas,
esculpía, el escultor con tijeras.
Él no era un jardinero más, no,
era un poeta, un arquitecto,
escribía poemas con sus flores,
erigía pasajes y laberintos con abetos.
El invierno silenciaba al artista,
eran épocas para pergeñar proyectos,
diseñaba con precisión matemática,
esbozaba en la tierra su obra magnífica.
Cuando la primavera asomaba
el jardín daba a luz sus simientes,
él acunaba cada brote con esmero,
se iluminaba el corazón
del maestro jardinero.
Había nacido para construir belleza
y su proveedora era la naturaleza,
sacudía la modorra de todo un pueblo
con su magia, su dedicación y entrega.
Viviana Laura Castagno Fuentes
Había nacido para construir belleza
y su proveedora era la naturaleza,
sacudía la modorra de todo un pueblo
con su magia, su dedicación y entrega.
Viviana Laura Castagno Fuentes
