Hay amores
que por intensos
y genuinos
—en eviternos—
se convierten
y ante ellos
hasta el tiempo
languidece,
porque no logra
menoscabarlos.
Su naturaleza
es una hechura
—sólida y contundente—,
no avala los ambages
ni las mentiras,
porque solamente
—en la verdad—
abrevan y se consolidan.
Hay amores
que se instalan
amorosamente
en nuestros desiertos
y los fertilizan
—inauguran primaveras—
que a nosotros
nos renuevan
y nos modifican.
Son amores únicos,
magnánimos,
no admiten sucedáneos
ni emulaciones,
ellos son huéspedes
de lujo
—y a perpetuidad—
en ese universo
donde mora el alma.
Hay amores...
Viviana Laura Castagno Fuentes
