Cuando decidas regresar
trae contigo —si deseas—
el vergel que cultivamos,
la fragancia de las glicinas
y el cielo donde nos miramos.
Trae también, —te sugiero—
tus carcajadas francas,
tu mirada límpida
y nuestros diálogos tan ricos
en esas mágicas madrugadas.
Cuando estés ya decidida
y tu regreso sea un hecho,
—no olvides jamás te pido—
que aquí se quedó impoluto
el amor inefable que sembraste.
Viviana Laura Castagno Fuentes
