Se presentó agazapado
como un intruso en la fiesta,
de a poco, con mucha delicadeza,
fue despojando a las invitadas todas.
Aquel jardín majestuoso
parecía un cuadro pintado a mano,
exhibía orgulloso su paleta de colores
sobre pétalos, de sus modelos, las flores.
Parecía un sueño tanta magnificencia,
colores, formas diversas, texturas,
fragancias que arropaban al aire
y verdores vestidos de enredaderas.
Pero el intruso estaba decidido,
era su turno ahora, había otro ideario,
enmudeció alegrías y esplendores,
llegó don otoño a cambiar el escenario.
de a poco, con mucha delicadeza,
fue despojando a las invitadas todas.
Aquel jardín majestuoso
parecía un cuadro pintado a mano,
exhibía orgulloso su paleta de colores
sobre pétalos, de sus modelos, las flores.
Parecía un sueño tanta magnificencia,
colores, formas diversas, texturas,
fragancias que arropaban al aire
y verdores vestidos de enredaderas.
Pero el intruso estaba decidido,
era su turno ahora, había otro ideario,
enmudeció alegrías y esplendores,
llegó don otoño a cambiar el escenario.
Viviana Laura Castagno Fuentes







