Sabe mi alma,
sobre otoños que depredan
cada vez que los follajes
fenecen con su embestida.
Sabe mi alma,
intuir la tristeza del ave
porque a su amoroso nido
lo derribó un viento implacable.
Sabe mi alma,
que un río tiene secretos
guardados en cada piedra
que sobre el lecho dormitan.
Sabe mi alma,
una flor es la sonrisa
que la naturaleza ofrenda
con generosidad desmedida.
Sabe mi alma,
somos primaveras primero,
veranos y otoños luego
y vestimos un cruel invierno
cuando a la estación llegamos.
Sabe mi alma...
Viviana Laura Castagno Fuentes
