A veces me pregunto si los seres humanos hemos evolucionado realmente.
¿Y qué es evolucionar?
Y les confieso que las respuestas faltaron a la cita, se imponen muchas consideraciones, existen percepciones varias y subjetivas sobre el concepto en sí mismo.
Busco, hurgo dentro de mí, deambulo en las profundidades de todo mi ser para intentar responder a estas urgencias que muchas veces paralizan a mis letras, las agobian y desorientan.
No, no hay evolución alguna, nos hemos perdido en el camino hacia el verdadero sentido de la vida y hoy estamos confundidos y atemorizados todos.
¿Por qué desbaratamos tanto, si era tan simple y sencillo el viaje?
Vinimos a este mundo para construir nuestra alma; llenarla de amor, no de odios ni rencores, ambiciones desmedidas y tantas nimiedades.
Pero, en ese tránsito nos hemos extraviado, creímos que llenarnos de cosas fútiles, aparatos evolucionados y posesiones todas, era el seguro destino para ser felices y fracasamos estrepitosamente.
Hoy, la humanidad está desquiciada, cedió la paz a guerras cruentas donde se confunden sus causas: ¿Son económicas, religiosas, políticas o es una brutal amalgama de todas ellas?
Sigo buscando las respuestas y debo admitir con absoluta franqueza: aún no las encuentro y creo que entre tanta hojarasca que intenta distraernos con estolideces, no las hallaré nunca.
Viviana Laura Castagno Fuentes


